Mis Buenos Días, No Son Días Buenos

   Hoy es un nuevo amanecer, quisiera decir que el sol brilla pero para mi es un día nublado aunque no vaya a llover, les aseguro que tampoco me levanté con el pie equivocado, realmente todos mis días son casi iguales, llenos de diversiones hipócritas, sonrisas por no llorar, caminando sólo aunque existan personas que intentan agarrarme la mano para cruzar la calle, lamentablemente es solo para cruzar y no para mostrarme un tipo de afecto.

   El día empezó y a su vez la mente gira, los ojos y la cabeza me duelen pero a quien pudiera decirles no les importará o quizás si comento algo me mandaran a callar o les causaré problemas, según ellos yo soy mentiroso, el único culpable de cada problema que ocurre
entre estas cuatros paredes, donde el único que pareciera tener oídos soy yo. Quisiera que eso no fuera así por eso muchas veces prefiero perderme de este lugar lleno de insultos y amores falsos. En el colegio me dejan cada mañana con una sonrisa y un obligado “buenos días”, y me pregunto ¿Qué tienen de buenos mis días? ¿Realmente ya es de día? Para mi es solo de día cuando el sol brilla en mi vida y no amanece una penumbra o cuando en mi mente no está oscura por pensar en los gritos de la noche anterior, o en los bombardeos de objetos que al caer suenan, acompañados de insultos y llantos.

   Y vuelvo a escribir como vuelvo a llorar, pienso si contar la historia de ayer o la de hace un mes o la de inicio de año, todas son parecidas pero necesito expresarlas; no quisiera llenar estas hojas con palabras tristes pero la felicidad poco se ve en mi mirada, cuando me veo al espejo siempre veo lágrimas y muchas interrogantes. ¿Por que soy el culpable? ¿Por qué todo lo que pienso, o quiero decir debo callarlo? ¿Por qué no conozco eso llamado felicidad? ¿Dónde está el Dios al que le pido? ¿Dónde está mi papá? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? Creo que mejor les cuento un día para que entienda mi agonía.

    5:30 am, me despierta la alarma más sutil, un grito leve que dice “Despierta ya es tarde”, resulta que solo para ellos es tarde, a mi edad puedo decir que es temprano y apurado no llegaré a ningún lado y mucho menos con maltrato. Mientras en un lugar siento la realidad, mi mente sueña con pajaritos cantando y un despertar calmado, donde quien esté bajo mi cuidado me bese y me bendiga para empezar un nuevo día. Sé, que solo es un sueño, por eso me levanto corriendo para evitar más gritos de los que se escuchan en la otra habitación todas las mañanas me pregunto ¿Dónde está el amor? Sé que no es culpa de Dios; la calma, está en la puerta, esperando para entrar, pero cuando estoy solitario es que la dejo pasar, después ellos la escupen, y con sus insultos la corren, pero ella queda esperándome fuera de mi casa; y cuando encuentro la libertad de esta jaula, la calma se acerca y me acompaña.Sólo en esos momentos puedo sentirme como un niño normal.

   Después de estar vestido, espero el desayuno pero como muchas veces por el apuro se les olvida, yo decido hacerles un sandwich con lo que encuentro en la nevera, muchas veces me lo rechazan, él quien es mi padrastro, casi siempre se lo da al perro y otro grito más que entra a mis oídos, palabras que hieren y que seguramente, mi edad no es la más preparada para soportarla, si en algún momento te han dicho “Eres un inútil” sabrás a que me refiero.

   La mañana en el colegio se va entre clase y un pedagogo que trata de entenderme, (preguntas y más preguntas) “yo estoy para ayudarte” dice él en cada sesión. No me molesta su insistencia, me da lástima que no entienda que yo no soy el problema, yo actuó como un niño, que si no hablo en clases, que no tengo amigos, que siempre tengo los ojos hinchado de llorar y otros asuntos que me involucran como un caso de ayuda psicológica… Cómo quisiera que entendieran que ese no es un problema y lo he dicho y no lo entiende, mis lágrimas que brotan por la frustración nunca le parecen sinceras a ese señor. Es frustrante cuando digo que el asunto es no tener un hogar y no logra entender mis palabras, solo dice: “tienes a dos padres que te cuidan y una casa que es propia” Frustrante cuando replico que tengo la ausencia de un padre que me quiera y una madre que no se deje manipular por su esposo y él solo expresa con cara de tristeza “más adelante entenderás”.

   Me cansé de escuchar que toda mi actitud es por la muerte de mi padre en aquel accidente (no quiero recordar el accidente, él me defendió. Solo quiero recordar su sonrisa y la mía), que si soy agresivo con mis compañeros y debo cambiar (vuelvo a decir en mi mente, porque no me tratan bien ellos, si son los que me ignoran y quieren golpear cuando les provoca); en fin me aburrí de llorar por el fracaso de no ser entendido. Y por el de no entender que quien necesita ayuda son los que dicen cuidarme. Siento que mi niñez carga con problemas de adultos.

   Al salir de clase me siento libre, voy solo. Sonriéndoles a las personas, muchos me tildaran de loco, no me importa en realidad, lamentablemente eso dura tan poco. Al llegar a casa me encuentro con los dos intérpretes de la música que se escucha en mi supuesto hogar, su ritmo es un seis por seis y se llama gritos y peleas, palabras vienen y otras van, lo que tengas en la mano lo golpeas y quien más manotee, mejor bailará.

   Ya me agote sinceramente. No sé si continuar con ésta historia, esto es el diario de mis días, y se repiten unos más intensos que otros, ya no soporto, me ahogo en mis sábanas cada noche, siempre recuerdo a mi padre y a la vez le pido ayuda a Dios, se que él me orienta, se que él me guía, sé que voy en su camino para seguir ayudando a otros, también creo en que me seca mis lágrimas y me da fuerza.

   Esta noche mientras escribía estas palabras en mi cabeza, sentí que llore más que cualquiera, sentí un látigo en mi corazón que golpeo fuertemente. ¡Me asfixio, me asfixio! Repito en mi mente. Hay un dolor en mi pecho que no me deja ver. Siento las manos de un apretón en mi garganta, percibo que algo me desgarra, escucho más música agresiva en el fondo, todo está como nublado, hay algo frío en mi espalda, mi cara esta mojada, la orquesta sigue interpretando, gritos van gritos vienen a mis oídos.

   Hay algo que me despierta, es un llanto que escucho a lo lejos, una madre triste que se le destroza la voz al gritar:
“¡lárgate, a mi hijo no lo vuelves a tocar!” y de nuevo oigo aquel grito desesperado, acompañado de llantos, de rabia, de dolor que lleva aparte decepción “¡animal, animal! " "¡cómo se te ocurre ahogar a mi hijo!” sólo imaginé que era con mi padrastro, pero no entendía lo que pasaba.

   Me pregunto yo mismo ¿Por qué dormía? ¿Qué estaba haciendo? Creí que estaba escribiendo un recuento de mis días. Despierto y no sé qué sucede. Tengo necesidad de toser, algo en mi garganta me lo pide, está seca, me duele.

    Mi madre me abraza y con lágrimas me dice: “¡discúlpame, discúlpame! ¿Te encuentras bien? "Te prometo no dejar que te vuelva a maltratar”

   Yo sigo sin entender…

    ¿Mami qué pasa? ¿Hice algo? Discúlpame si hice algo, no recuerdo pero no llores más…

    ¡Tranquilo mi vida! Ese hombre que yo pensaba que te quería te trato de ahogar en sus ataques de rabia y te desmayaste y no recuerdas. Nunca más volverá a pasar, ¡tranquilo, tranquilo, disculpame!

   Todavía no asimilo lo que sucede Mami, pero deja de llorar. Hay un amor que nos mantendrá unidos y fuertes.

Historias parecidas se viven en muchos hogares, hay momentos en que logramos percibirlas y preferimos callar, por mucho que nos traume. Pero hay que tener presente que es una vida la que está sufriendo y muchas veces está en peligros. Siempre he dicho "el cambio está en nuestras manos" si de nosotros depende ¿por qué no ayudar?